La civilización maya tuvo una cultura astronómica impresionante. Comprendían a la perfección el funcionamiento del universo sin tener avances tecnológicos como telescopios y computadoras. Aún hoy no se sabe a ciencia cierta cómo fue que llegaron a obtener datos tan exactos acerca del movimiento de los astros.
Habitaban el sur de México, Península de Yucatán, Guatemala y Honduras.
Se encontraron grabados en piedra con el recorrido del Sol, la Luna, Venus y, lo principal, el camino que debe seguir el hombre para transformarse en una criatura digna de su raciocinio y espíritu conciente.
Algunos datos increíbles: conocían el recorrido de la Tierra alrededor del Sol con exactitud (365,2420), con sólo una diferencia de 17 segundos y 28 centésimas con los datos de hoy de Greenwich (365,2422). Con respecto a Venus, calcularon su período sinódico en 584 y según la Nasa es de 583,92.
Su época formativa data del año 1500 A.C., aunque se los conoce más por su cultura de entre el 300 y 900 D.C.
Creían en un Dios mayor al que llamaban Hunab-Kú, cuya energía proviene del centro de la Vía Láctea, y en un Dios menor al que llamaban Kinich Ahau, cuya energía proviene del Sol. Ellos creían que dichos dioses habitaban en el centro galáctico y en nuestra estrella, y que desde allí partían sus emanaciones hacia la Tierra. Estas emanaciones de energía modifican a su vez la energía de nuestro planeta y la de todas las criaturas vivientes.
Conocían exactamente el tiempo de los solsticios y equinoccios (estaciones del año), y hacían festividades religiosas en la pirámide de Kukulkán, en Chichen Itzá, donde Quetzalcóatl (la serpiente emplumada) bajaba a la tierra.
Tenían construcciones para ver los astros. Descubrieron el cero antes que los árabes. Poseían un sistema vigesimal de 20 en 20 en donde los números son como símbolos que cuentan historias.
Hicieron los calendarios más exactos conocidos. En agricultura tenían canales detectados por la Nasa con rayos infrarrojos desde satélites. Su arte era muy bello, con bajos relieves, cerámicas, grabados en piedra y monumentos. Tenían ciudades estado como en Grecia: alrededor de los palacios (donde vivían los sacerdotes, príncipes y el soberano) se instalaban las casas de adobe. Construyeron pirámides que se supone eran torres para las divinidades. Los techos y pisos de las plazas eran utilizados para recoger el agua hacia un reservorio común.
Desaparecen en forma misteriosa en el 830 D.C. Abandonan todo. Casas y templos intactos fueron devorados por la selva. Quedan sólo unos custodios de la herencia que nos dejaron, como supervisores. Posteriormente los toltecas ocuparon algunas ciudades mayas y las hicieron renacer, pero nunca como antes, con el mismo nivel (1000-1350 D.C.). En el 1500 llegan los Dzules, los españoles, y en unos cuantos años arruinaron todo. Ya en el 1700 poco y nada existía.
Pero vayamos a algo muy sorprendente de su cultura: las PROFECÍAS.
Primer Profecía:
Nos habla del final del miedo. El hombre actual se halla sumido en un mundo de odio y materialismo, y nos dicen que esto terminará el sábado 22 de Diciembre de 2012. La opción es evolucionar hacia una comprensión de que “Todo es Dios” o desaparecer como seres pensantes. Tal vez la cosa no sea tan determinante, pero creo absolutamente que la especie humana puede sufrir un desdoblamiento: Homo sapiens sapiens materialista y egoísta por un lado, y por el otro homo sapiens sapiens cósmico, capaz de sentir el sufrimiento ajeno como propio y con una capacidad de amar parecida a la que tienen los Maestros de la humanidad.
Nos quedan poco menos de cuatro años para cambiar e integrarnos a todo lo que existe.
Kinich-Ahau (Sol) es un ser vivo que respira y que cada cierto tiempo se sincroniza al recibir una energía especial del centro galáctico(Hunab-Kú), que es a su vez un organismo dentro del cual existe. Esto sucede cada 5125 años.
Esto provoca explosiones solares, erupciones y cambios magnéticos, los cuales afectan directamente a la Tierra y sus habitantes. El eje terrestre se desplaza y hay cataclismos.
Todo esto es cíclico, no termina nunca. Cambia sólo la conciencia de los hombres hacia más perfección.
Estamos en “el tiempo del no tiempo”.
Para entender esto veamos un poco los conceptos astronómicos que manejaban. El sistema solar realiza una órbita elíptica. En ciertos períodos está más cerca del centro de la galaxia (del Dios Hunab-Kú) y en otros se aleja. El giro completo dura 25.625 años. Se puede dividir a este ciclo en 5 partes:
Mañana galáctica: etapa preparatoria, de gestación
Mediodía galáctico: etapa de desarrollo máximo
Tarde galáctica: se comienza a sentir menos la luz
Atardecer cósmico: se realiza una toma de conciencia de todo lo hecho
Noche cósmica: conclusión de todo lo que hicimos
Hoy nos hallamos en el sector número cinco, al borde de ingresar al sector uno. A los últimos 20 años del ciclo se los llama Katún. El sector cinco comenzó en el 3113 A.C: y terminará en el 2012. Es decir que estamos en el Katún del sector cinco(que comenzó en 1992 y finaliza en el 2012).
En este Katún o últimos 20 años del ciclo, llega una iluminación extraordinaria del centro de la galaxia que sincroniza a todos los planetas del sistema solar.
Y nosotros también nos vemos afectados. Cada uno debe mirarse a sí mismo y hacer una autoaveluación. Debemos ser armónicos con el Todo, estar unidos para el siguiente peldaño evolutivo. ¿No les parece que la humanidad necesita un cambio profundo? ¿Que los seres humanos son egoístas y ya no respetan no sólo al medio ambiente y sus habitantes, sino también a sus hermanos? Yo creo que sí. Las personas buenas piden cambios. Pero para pedir hay que dar, y eso se logra mejorando cada uno de manera individual. Porque en la medida que nos brindemos hacia los demás recibiremos una energía que nos mejorará aún más.
Observemos algunos datos. En el año 1996 un satélite de la Nasa dice que el Sol no tiene polos magnéticos sino un campo homogéneo. El campo magnético terrestre cambió de 4 gauss en 1996 a 1,5 gauss en 1999. Los rusos experimentaron con personas expuestas a magnetismo 0 gauss, y dijeron que las personas se vuelven locas, se vuelven nerviosas, agitadas, con pérdida de la coherencia mental. Esto significa que los seres humanos del planeta estamos expuestos cada vez más a magnetismos bajos como consecuencia de los cambios en el Sol, lo que altera, enloquece y confunde.
Existe también algo que se denomina resonancia Schuman, que vendría a ser como el ritmo cardíaco de la Tierra, su frecuencia de vibración. En 1997 era de 7,8 Hertz, y en 1999 era de 11,5 Hertz: El planeta se está agitando.
Pero hay algo que tienen que saber y que proviene de las enseñanzas del yoga. Cada uno de nosotros genera su propio campo magnético gracias a vórtices de energía llamados chakras, y esa energía generada puede ser tan fuerte que uno puede ingresar en campos muy bajos y permanecer inmune. Es decir que si uno está bien, no hay nada que lo pueda afectar. Podemos generar energías elevadas y aislarnos de la agitación terrestre y solar, así como de la violencia y egoísmo que reina en la sociedad actual. Podemos ser capaz de transformarnos en faros en medio de esta oscuridad.
Para esto sirven las profecías. Sabiendo que es lo que sucede y sucederá, podemos protegernos y evolucionar como almas que somos, acercándonos más y más a la unión con todo lo creado. Hoy estamos en una época de oscuridad que comenzó hace años. Debemos enfrentar nuestras propias conductas, ingresar en “el salón de los espejos” como dicen los mayas, para analizar nuestro accionar y mejorar. El comienzo de esta época fue un eclipse de Sol anular el 11 de agosto de 1999. Se formó una cruz cósmica formada por Neptuno Urano; la Tierra , la Luna, el Sol, Mercurio y Venus por un lado, y por otro Saturno, Júpiter y Marte.
Ojalá hayan entendido el mensaje de esta clase. La primer profecía nos enfrenta a grandes cambios acompañados por desastres naturales. Pero nada ocurre por azar. Las crisis son para que valoremos el recto camino y enderecemos nuestras vidas hacia la luz. Es una oportunidad que Dios nos da para estar más cerca de Él.
jueves, 9 de abril de 2009
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